Ya estamos a mediados de agosto y como
cada año, sufriendo una ola de calor tras otra. Aunque no hay nada que pueda
remediarlo a excepción de un buen baño en la playa o el frescor artificial de
un aire acondicionado, esta vez os traigo una recomendación para leer en
verano. Dejamos el frío mortal del espacio por dos o tres semanas y nos vamos a
refrescar en los Pirineos franceses.
Y es que la recomendación no es otra que
la primera novela que sirve de presentación para el detective Martin Servaz,
titulada Bajo el hielo (2011), del escritor francés Bernard Minier.
Los trabajadores de una central hidroeléctrica
descubren el cuerpo decapitado y colgado de un caballo en una de las caras de
la montaña, en la que solamente se puede acceder mediante un teleférico. Este
será el primero de una serie de acontecimientos terribles que sorprenderán a la
policía y perturbarán a los habitantes de la región. La acción transcurre en
montañas nevadas, densos bosques y pueblos remotos. Un paisaje pintoresco al
que hay que añadir el elemento perturbador del Instituto Wagnier, una institución
psiquiátrica situada en un solitario valle pirenaico, en la que dentro de sus
muros habitan los violadores, asesinos y psicópatas más peligrosos de toda Europa.
El inspector Servaz es un personaje con
muchísima fuerza, que tampoco se libra de tener algún que otro cliché (algo que
es casi imprescindible en este género), pero que sin embargo está tremendamente
bien construido. La lectura de esta novela es ágil y engancha desde el
principio, algo que se agradece pues consta de casi 600 páginas.
Bajo el hielo, es la primera obra de la serie del inspector Martin Servaz, a la
que le siguen El círculo (2012); No apagues la luz (2014); Noche
(2017); Hermanas (2018); y tres novelas más: Vallée (2020), La
Chasse (2021) y Un oeil dans la nuit (2023), todavía pendientes de
publicarse en España.
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